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ANTES DE MI HISTORIA O DE CUALQUIER OTRA HISTORIA.

Cuando la persona ha pasado por situaciones ambientales de mucha vulnerabilidad como abusos de todo tipo, discapacidad, ancianidad, pobreza, y otra falta de protección o desventaja, quedara marcada la herida de injusticia. Con personas adultas abusivas, injustas, sin la posibilidad ni oportunidad de defenderse, ni nadie que hiciera lo propio. Solo completamente solo ante las amenazas, abusos e injusticias.

Continuando con la historia. El hermano mayor muy inteligente, muuyyy capaz, pero sin esperanzas y sin oportunidades, … ¡SIN EMPATIA!, siete años mayor que Él, con el rechazo constante por ser el menor, enfermo siempre, a taparrabo. Él, el único en que sentía confianza, amor, cercanía, protección, el hermano mayor, pero este lejos de proporcionarle lo propio, lo corría, se avergonzaba de él. No imagino el sentimiento de rechazo, de humillación, de soledad, no lo puedo imaginar. Una hermana mayor, cinco años si acaso, perdida, abandonada emocional y afectivamente por los padres. Tenía que trabajar de noche como cuidadora. Neurótica, controladora y castrante. Siempre sometiendo a los hermanos y a los padres. A él, lo humillaba, haciéndolo, obligándolo a realizar tareas que, independientemente del rol, no le gustaban desde el momento en que era obligado. Pellizcos, malos tratos. Como era “burro”, en la escuela, no tenía pase para ser aceptado ni respetado, mas bien ellos, padres y hermanos mayores se aliaban con los profesores y otros adultos que lo maltrataban y lo humillaban. Entonces, creciendo así con una sensación de no merecer ni el piso que pisa, sin derecho a jugar, explorar, divertirse, crear, equivocarse, reír, disfrutar. Con una infancia robada permanentemente. Con una madre, además, rígida, controladora y perseguidora, un padre pasivo, sin participar, ausente afectivamente del hogar. Y, así, en el vaivén de la vida. Él, nunca sitió apoyo ni protección. Burlas en las escuelas, humillaciones y soledad. Rechazo de los compañeros por ser diferente, pobre, sin zapatos, sin ropa decente. El hermano mayor le humillaba, se burlaba de él. Y así va creciendo en el sentimiento de miedo, de inadecuación, de carecer de un lugar, sentirse menos que los demás. Se sentía disminuido y con poco valor. Para sobrevivir en un mundo lleno de injusticias, de arrebatos, sin permiso a equivocarse o de aprender a contemplar opciones, alternativas, los multicolores de la vida. Y viendo todo solo de color gris y blanco. Su inocencia la guarda en su interior, muy oculta, sin mostrar sus emociones, no sabe expresarlas. Sin embargo, con mucha sensibilidad. Con un autojuicio muy grande, al grado de no permitirle disfrutar, todo se enjuiciaba, criticaba; por lo tanto, quería todo perfecto. Pero nada le salía perfecto, hijos bien controlados, sometidos, castrados por su intolerancia y sus profundos miedos. Pero al menos al final fue la mejor, la más grande profunda y nutrida herida. Porque es la que le dio sed de ambición, de conciencia, de ser mejor, con todo y su dolor. Pudo salir adelante, se le sembró en el corazón y en la cabeza sed de interés y lograr a través de sus hijos lo que no pudo en él: Su rigidez de la herida de injusticia lo llevó por el sendero del amor a sus hijos. Maltrato, si mmm, valió la pena no lo sé. Pero al final solo veo un hombre que ha triunfado, ha resarcido, ha merecido, no le pide nada a nadie. Su dolor ha valido la pena. A la fecha tiene un profundo niño herido en su interior, pero un gran amor a la vida, aunque no lo sepa, lo respeto, lo admiro, es Mi Padre. Y le doy las gracias por todo lo que sembró en mí, consciencia, justicia, honradez, ganas de aprender. ¡Mi madre!, ella es otra historia.

HERIDA DE INJUSTICIA

Vive una infancia robada, sin derecho a disfrutar nada de lo que un niño normal puede tener y disfrutar. Aprender, explorar, jugar, divertirse, creatividad, reír, disfrutar. Todo esto le es negado. Pues su entorno se muestra rodeado de rigidez, dureza y autoritarismo, no solo o necesariamente por los padres, también por los hermanos mayores. Sin estar preparado para una vida adulta, se te exige así. Polaridades en todo, bueno – malo, correcto – incorrecto, etc. Tienen muy reprimidas sus emociones, nunca se le permitió expresarlas, más al contrario se le negaban, descalificaban, ignoraban. Aunque esto no significa que no sientan, son sensibles y mucho.

Aunque la literatura diga que se gesta esta herida de los 4 a los 6. Las experiencias de injusticia se pueden experimentar y afectar a cualquier edad.

Son muy exigentes y exitosos laboralmente. No se permiten llegar tarde, faltar al trabajo, mala calidad, etcétera.

Es de cuerpo perfecto, equilibrado y delgado.

Por haber vivido una vida de perfección, vive siempre con una actitud defensiva. Todo lo percibe como injusto.  No tolera a la gente que juzga como desordenada, lenta, gorda, infantil, floja, ni libre. Para tener y disfrutar de las cosas, debe sentir que ya lo ha trabajado, que se lo merece.

Sin embargo, son muy sensibles a pesar de su rigidez. Si se encuentran bajo las circunstancias propicias para demostrar un yo vulnerable, pueden mostrar calidez, empatía y confianza, incluso espontaneidad.

¿CUÁLES SON LAS PRINCIPALES CREENCIAS QUE HAN DESAROLLADO?

  • Todo se gana, nada es regalado.
  • La vida es deber, esfuerzo.
  • Debe ser siempre el mejor.
  • El no nació para el placer.
  • Muy religioso y moralista.
  • Debe hacer lo correcto y promueve el bien.

¿QUÉ DEBE TRABAJAR UNA HERIDA DE INJUSTICIA?

  • La flexibilidad
  • Espontaneidad
  • Juego, alegría, romper esquemas
  • Libertad
  • Cambiar de rumbo
  • Protección y afecto.

LO MÁS TÓXICO EN LA HERIDA DE INJUSTICIA

  • Creer que tiene que competir en todo
  • Compararse con los demás
  • Autocritica y autojuicio
  • Cuadratura en sus pensamientos
  • No disfrutar de las cosas

ENFERMEDADES Y SINTOMAS QUE DESARROLLAN

  • Agotamiento
  • Tendinitis, artritis, torticolis, estreñimiento, hemorroides, circulación, hígado, problemas de piel, vista.

PALABRAS:

  • No hay problema
  • No pasa nada
  • Siempre
  • Nunca
  • Muy bueno
  • Muy especial
  • Justamente
  • Exactamente
  • Seguramente
  • Sale?

 SE REQUIERE DE VOLUNTAD Y DECISION PARA EMPEZAR A VER LAS SOLUCIONES:

  • Primeramente, reconocer y querer sanar.
  • Aceptar el dolor. Y revelarse. Permitirse entrar en crisis y oponerse a las figuras de autoridad interiorizadas.
  • Aceptación. Así son las cosas, me acepto. Y cambio lo que si pueda.
  • Dejo de sufrir, y…
  • Te aceptas tal cual, cambias y te vuelves compasivo contigo mismo. Ya no necesitas máscaras.
  • Permiso para equivocarse.
  • Buscar una pasión.
  • Compartir con niños.
  • Salir de la rutina.
  • Mirar, reconocer y aceptar sus emociones.
  • Mirar la injusticia y aprender de ella.
  • Disfrutar y apreciar los detalles de la vida.
  • Agradecer todos los días algo nuevo.

 CONCLUSIÓN:

Solo agradecer, entender que los padres hacen lo mejor. Que hemos venido justo a sanar esas heridas. Cuando llega el momento en que te das cuenta de que en realidad no hay nada que perdonar. Que tuvimos los padres perfectos. Los mejores para sanar en esta vida lo que teníamos que sanar.

Mi padre no tuvo muchas oportunidades. Psiquiatras, medicamento. Psicólogos que hacían lo que consideraban correcto a razón de sus libros y clases con otros insensibles de corazón. Pero ninguno ninguno tocaba las heridas causadas por una infancia de dolor, ni siguiera podía mirarlas. Como psicóloga siempre mire que lo que a mi padre le hacía falta era un “padre”, un profesional, profesional sensible, que se atreviera a jugar ese papel. Ninguno. Mas, al contrario: todos desde el adulto: “ya crece”, “siempre quejándote”, “eres egoísta”, “siempre de víctima”. Nadie entendía que lo que él necesitaba era enseñarle a darse el afecto, el cariño, la protección, el amor, la valía, el merecimiento que de niño nadie le dio. Nadie entendió. A pesar de todo… es un gran hombre, un gran padre, salió adelante solo, SOLO!!. A quien tampoco los hijos lo llegamos a reconocer. Hasta ahora. Desde lo más profundo de mi corazón, le agradezco. Lo valoro. Lo respeto. Sembró en mi la semilla de “SER ALGUIEN EN LA VIDA”. Ahora lo entiendo.

Para mi la vida ha sido más afortunada. Desde los 16 años, Él me acercó por el camino de las herramientas de vida con libros de superación, y cursos de Control Mental. Tuve que pasar mis propias experiencias que agradezco. Y, ahora con la Programación Neurolingüística para mi es una bendición, en la que me lleno de herramientas para seguir sanando. Con las que estoy en el camino, a pesar de mi edad, de encontrar mi merecimiento y anhelo. Mi pasión por la vida. Miro tantos casos de éxito, tanto por lo que luchar. Tantas posibilidades y amor por mi misma. Que doy gracias a esta magnifica herramienta de PNL que este ahora en mi vida y la cual deseo compartir con todos los que necesiten encontrar la luz y las posibilidades en su vida.

 ¡¡Gracias!!

 

BIBLIOGRAFIA:

  • Orihuela, Anamar. Transforma las heridas de tu Infancia. Aguilar. México.
  • LISE BOURBEAU. Las 5 heridas que impiden ser uno mismo. DIANA. México. 2003

 

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